Un número desproporcionado e infinito el de aquellos y aquellas que definen la dignidad humana con el valor de un penique.
Finalmente, siempre lo mismo, mentira, cobardía, los ojos que deciden mirarse su ombligo y nadar hacia el centro, apartar la vista de la realidad, vivir en una burbuja aunque los daños sean irreversibles para el resto. Quienes deciden no pensar por comodidad momentánea, pues la vida siempre te muerde cuando menos te lo esperas. Y entonces la conciencia te alcanza y no hay escondite posible, nunca, jamás, ya no.
Quienes siguen confundiendo sonrisa con mueca y dientes largos como muestra de la bajeza que alcanza el ser humano desde el principio de los tiempos.
Y ante todo esto, y más, y tanto, y tanto dolor, un minuto para aquellos que pese a todo deciden mantener su dignidad, la honestidad de tener alma, para aquellos seres que algunos, en tono peyorativo, llaman, en esencia, buenos. Para todos ellos una oración que dulcifique la batalla que aún queda, la que damos por vencida pero con la cabeza alta y la verdad en cada mirada.
"Venceréis, pero no convenceréis", repetía Unamuno.
Todo homenaje a algunas personas es siempre escaso, ínfimo, pues su pelea, su calor, son difíciles de pagar, de agradecer más allá de lo que una simple palabra puede susurrar. Hay hombres y mujeres que deberían encontrar pétalos de rosa bajos sus pies cada día, y lilas sobre la mesa, y una paz infinita bajo su techo, que la vida les ofrezca todo aquello que se han ganado, que se han currado, que merecen, gracias a todos ellos, mi hermana "Sol", Fran, Santos, David González, Ada, Ana Pérez Cañamares, Silvia, Katarina, Néstor, Leticia Vera, Alba, Angie, Autumn, Edu, Javi, Jesús, Juan Carlos y Juancar, Lauri, Juan y Lucía Falcón, Marcelino, Reis, Rubén, Paula, Xabel, Chiri y Noe, las "niñasgominola" (Vero y Lu), Ana, la bella mujer de Syros, Ramsés, Roberto, Davidjazzmen...