Noticia que duele. Introducen aire a presión en el cuerpo de un menor con un instrumento utilizado para ruedas y vehículos En estos momentos está en el hospital, más muerto que vivo, de momento ha perdido ya el bazo y el intestino. La brutal agresión fue llevada a cabo por unos "amigos" del chico, todos menores. Según manifiestan parece tratarse de una "broma".
Primero, mi total indignación ante cualquier agresión cobarde y miserable como ésta, la cual llega a unos límites realmente inhumanos (si es que existe eso de la humanidad). Segundo, todo mi apoyo a la familia y a ese chico al que viva o muera le han destrozado la vida. Tercero, tengo muy claro que pese "al ojo por ojo y la humanidad entera acabará ciega" que predicaba Gandhi a mi no me temblaría el pulso en practicar la misma "broma" llevada a cabo por esta escoria (y lo siento por sus familiares, pero los monstruos también tienen padres) verdugo por verdugo, al menos para hacer realidad una justicia que veo cada día más lejana y sobre todo, inexistente.
Hoy es un día realmente triste. La impotencia ante hechos como éste duele.
Quizá si aplicamos al verdugo ciertas "bromas" que el mismo ejecuta tendríamos menos verdugos, y con esto no me posiciono al lado de la pena de muerte pero sí de cierta justicia, mínima, al menos. No hablamos de seres humanos, no hablamos de seres, ni de animales (mucho más honestos, menos viles), hablamos de monstruos, de restos que sobran y que ya no podemos permitir sigan sonriendo como si nada. Cuando alguien taladra a otra persona por dentro y le revienta el intestino creo que demuestra que no merece más que probar su propia medicina, "broma" o invento.

Suelo



A oscuras,
jugamos
a perseguirnos.
Utilizas
la fuerza
exacta
para atraparme,
me rodeas
con un brazo
mientras con el otro
desciendes
lentamente
bajo mi ombligo.
Desabrochas, desanudas,
rompes y rasgas,
los restos caen al suelo,
y el peso se va
diluyendo.
Siento tu espalda
sobre mí,
las manos
en mi pecho
que oscila
con el ritmo
de mi respiración
entrecortada.
Entonces comienzo
a moverme,
las manos hacia atrás,
sobre ti,
palpando, buscando,
merodeando.
Tú sigues con tus vaqueros
y tus botas, y tu armadura,
yo ya sólo cuerpo,
piel que gime.
Ambas manos
ahora
sobre mi vientre
bajando
despacio
al centro.
En un solo gesto
separas
dulcemente
mis piernas
y hundes tus dedos
en mí.
Mis manos
en tu pelo,
la boca abierta
sin saliva,
como buscando algo,
mordiendo los labios
y apretando fuerte.
La cabeza ha de girarse
por puro instinto
y arrancarte a ti
todo el peso
que me impide
alcanzarte,
y una vez desnudo,
frágil pero firme y extraordinario,
arrojarme al suelo
y quedarme allí tendida,
abriendo mis piernas
hacia ti,
buscando con las manos
el lugar
que nos une.
Y cierro ahora
mi boca
con la tuya.