En cuanto vi
sus botas de forajido
y los ojos de guerrero
en llamas
supe, bien dentro,
ahí, donde duele,
que por él mis manos
no valen nada
si no puedo
tapar su llanto.
Hay un pacto
sagrado
entre supervivientes
la sangre se comparte
al igual que el vino.
Hay que demostrar
las palabras
con hechos,
todo lo demás...