"Ya que la mujer es la razón primera del pecado, el arma del demonio, la causa de la expulsión del hombre del paraíso y de la destrucción de la antigua ley, y ya que en consecuencia hay que evitar todo comercio con ella, defendemos y prohibimos expresamente que cualquiera se permita introducir una mujer, cualquiera que ella sea, aunque sea la más honesta, en esta universidad." Decreto de la Universidad de Bologna, 1377.
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Como queda patente, ya desde el siglo XIV todo el espanto parecía venir de Bolonia - a pesar del oportuno tuneado del siglo XX que la convierte en "roja", intelectual, progresista y residencia de semiólogos ilustres que escriben libros sobre monjes asesinados mientras se meten entre pecho y espalda un espresso en los estupendos cafés que hay bajo las arcadas de las calles cercanas a la Plaza de San Pietro. Al final, todo acaba girando sobre sí mismo y se vuelve al hedor de los orígenes. Y ahora los estudiantes no se pueden escapar, como entonces, a Padua, a inaugurar y gestionar una universidad verdaderamente libre de políticas discursivas limitadoras y burócratas, en la que Galileo era vitoreado por la mutitud que acudía a oirle dar clase.


-- Dra. Mª Soledad Sánchez GómezCatedrática Enseñanza Secundaria.Prof. Asociada (Dpto. Lingüística Aplicada, ETSIT, Universidad Politécnica de Madrid).