"Ahora sé y se lo digo a todo el mundo: no necesito amor, necesito comprensión. Eso es amor para mí. Y aquello que Usted llama amor (víctimas, fidelidad, celos), guárdelo para otros, para otra -no lo necesito-. Sólo puedo amar a una persona que en un día de primavera prefiere un abedul, no a mí. Esa es mi fórmula"



"Una vez, cuando tenía 17 años, una persona me decía que me quería. "Encuentre mi piedra favorita en esta orilla", le contesté yo, "entonces creeré que me quiere". Era en Crimea y la orilla tenía varias verstas"



"(Un judío inteligente me dijo seriamente, respondiendo a mis versos juveniles "Futilidad", yo no tenía ni veinte años): ¿Usted... fútil? Usted, al lado de la futilidad humana -masculina y femenina- es como un profundo hoyo bajo el agua. A Usted hay que temerla.
Y me temían."



"Durante toda mi la vida "me" han querido: han copiado mis versos, me han citado, han guardado todas mis notas ("autógrafos"), pero a mí me han querido tan poco, tan pobremente. Nada es importante para mi vanidad (si es que tengo alguna vanidad) y todo para mi corazón (lo tengo: es lo único que tengo). Usted ha halagado mi corazón"




Marina Tsvietáieva
En el País del Alma