HETEROGENEOS. SUS AUTORES NOS OFRECEN UNA VISIÓN DISTINTA DE LA POESÍA, SU VISIÓN. DAVID GONZALEZ Y EDUARDO BOIX HAN QUERIDO CONTAR CON LO MÁS VARIADO DEL MOVIMIENTO POETICO JOVEN ESPAÑOL SIN ATENDER A CORRIENTES POETICAS, NI CAPILLAS, NI AMIGUISMOS. SE TRATA DE REFLEJAR UNA EPOCA DESDE LA MIRADA DE CADA UNO DE LOS AUTORES AQUI RECOGIDOS, AUTORES NACIDOS ENTRE 1970 Y 1987, AUTORES QUE DEMUESTRAN QUE LA POESIA VIVE CON MÁS GANAS QUE NUNCA EN LOS BARES Y, POR SUPUESTO, EN LOS LIBROS...



EDICIONES ESCALERA


Extracto del
BLOG DE DAVID GONZALEZ:


Kirmen Uribe (1970): Mientras tanto dame la mano, decía,/no quiero promesas, no quiero disculpas,/tan sólo un gesto de amor.

Juan Pinilla (1970): Cuánto te echaré de menos/Cuando vuelvas a mí/ya tan sólo en el recuerdo.

María Villa (1971): Quizás siempre ha sido/el momento/de mis cicatrices.

Gsús Bonilla (1971): para los caprichosos: pétalos de rosas,/para nosotros:/verde desasosiego y/hojas de esperanza.

David Mayor (1972): Las personas son otras/cuando las cambiamos de sitio

José Ángel Barrueco (1972): y así sé lo que es el amor:/que ella me quiera/a pesar de mis defectos.

Pablo García Casado (1972): Es un hombre que camina solo por el barrio (...) Es un hombre a la espera de noticias, que ha salido de casa porque necesita pensar, pensar en algo.

Marcos Canteli (1974): magisterio: que la escritura sana/cuando incorpora sombras

Miriam Reyes (1974): La tierra prometida es cosa de otros./Para nosotros la arena:/un paisaje que cambia con el tiempo.

David Mardaras (1974): ¿Realmente creíste-pudiste ser tan ingenuo- que/serías libre por siempre?

Estíbaliz Espinosa (1974): En 20 segundos se corta vuestro cordón umbilical./Muere alguien de un tiro en la sien./Es muchísimo tiempo encerrado en poco tiempo.

Alberto Lema (1975): Un nombre para lo nuestro/será un nombre para los otros.

Carmen Camacho (1976): Cae la luna, otra noche más/por la rendija de las tragaperras.

Joaquín Juan Peñalva (1976): Bienvenida al lugar/donde se cumplen los sueños;

Ausías Navarro Millet (1976): latir de pala/noches/de pico y empeño oscuro

Antonio Díez (1976): no te das cuenta/de que tu vida/es la alfombra de tus superiores/una muesca en el revólver de un banquero

Safrika (1976): hay sueños que o los dejas escapar/o dejan de serlo

Nuria Mezquita (1976): Y no hay suspiros ni voces que arrimen el hombro/para que el tiempo mejore o se haga menos denso.

Antonio G. Villarán (1976): Siempre he sido luchador,/por eso entiendo a veces/el gesto desesperado/de arrojar la toalla,

Yolanda Castaño (1977): Responsabilizarme de mi cuerpo,/dar la cara por la mía.

Gonzalo Escarpa (1977): Solo se ven dos ojos que dicen/"tiene daño".

Ángel Muñoz (1977): No encuentra otra forma mejor/en la que tirar el tiempo./Eso o adivinar rostros perdidos/allá en Colombia.

Isabel García Mellado (1977): y llegamos a tocar el aire que respiran/esos que aún no hemos llegado a ser/pero que avanzan hacia nosotros

Pablo Texón (1977): que no haya más refugio que tu brazo/que las noches nunca sean largas/ni frías ni vacías

Ana Vega (1977): Murmurando jadeos que se recuerdan/para sobrevivir/entre estas paredes/que un día bautizamos juntos.

Óscar Aguado (1977): si te aplastara un tren te salvaría/porque soñé cruzar las vías de tu mano

Andrés Neuman (1977): Te enseñaré a leer fuera del aula/y llegada la hora quiero que escribas "mar"/sobre los azulejos del pasillo.

Luis Bagué Quílez (1977): He pasado la noche/conversando conmigo y con las sombras/que surcan las paredes de mi cuarto,

Marcus Versus (1978): se puede desmontar en dos minutos la cabeza de un suicida en potencia/hacerle frenar las cicatrices de la vida y sentarle junto a un olmo

María Couceiro Fernández (1978): Vamos a ir abriendo puertas./Venga!/Con los puños!

Juan Andrés García Román (1979): El primer rey era deforme;/nació con una protuberancia sobre el cráneo que llamaron corona,/pero esa deformidad le confirió mucho poder.

Mario Crespo (1979): deseas/salir de tu cárcel/y respirar este aire contaminado/que a mí me sobra

Robert Albert (1979): Me corté los dedos/para dejar caer al suelo/tus caricias de mi cabeza.

Nacho Montoto (1979): Su cuerpo desmembrado: maldita metralla./Los periódicos: muertos de papel.

Déborah Vukusic (1979): nunca más salvaré personas/que no deben ser salvadas

José Daniel García (1979): A su paso,/las raíces del amor/crujen como una silla/desvencijada.

Eduardo Boix (1980): Había aprendido a ser la niña mala. La dueña del filo doble de la navaja. La reina del lado oscuro.

Arturo Méndez Cons (1980): Todo lo que en fin/mientras miro hacia otro lado me dice/que empezará a llover cuando te marches

Javier Das (1980): Creo que si lo pienso/nunca he visto una estrella/fugaz.

Lluis Pons Mora (1980): Te echo de menos como a aquel árbo que estaba/como a los niños perdidos,/como al caballo el guerrero.

Julieta Viñas Arjona (1980): Nuestros cuerpos calientes,/dentro,/fuera la noche helada/entre las casas.

Alberto García-Teresa (1980): Aquí, en la fila del banco,/con la mirada absorta en la ventanilla,/comprendes que tu vida es sólo un número

Ignacio Escuín (1981): Dime que conoces la noche americana/la del flexo encendido quemándote la vista, esa versión muy nuestra/de la noche que muestran los films de Holywood.

Alejandra Vanessa (1981): El esponjita estaba tan deprimido/que se mudó a un local sin aire y/lo secó el desamor.

Alicia García Núñez (1981): Voy a inventarme un infierno/y te voy a dejar dentro.

Carmen Beltrán Falces (1981): El niño que fuimos aún vive/pero el anciano que hemos de ser/ya comienza a reclamar su espacio.

Laura Pérez Manzano (1982): Así que para no tropezarnos en/el mismo espacio, he aprendido a trepar hasta el techo y ensayo/ruidos incongruentes frente al espejo que puedan darte miedo.

Hasier Larretxea (1982): Una cristalera/puede separar/la manera de vivir.

Vanessa Díez Tari (1982): Afronta los hechos,/sola,/recompón/los pedazos de ti.

Eduardo Fariña Poveda (1982): es menester lloriquear y actuar como un estúpido niño malcriado/para que de una buena vez te atiendan y largarse

Ana Patricia Moya (1983): Sólo me queda confiar en mis piernas porque son las únicas que me permiten caminar...

Pablo López Carballo (1983): Volarán los pájaros/sin ramas. Pájaros, en definitva/como poemas, en vuelo.

David Refoyo Aguiar (1983): le digo a la enfermera, ¿sabes cuál es el secreto?/tratar a las personas como personas/y no como enfermos.

Sofía Castañón (1983): A los niños raros del colegio,/los de las mismas ganas de soñar,/cobardes ante el cuero de los deportes,/se los querría al crecer. Se nos querría.

Javier Pascual Ramírez (1983): Tanto esfuerzo,/tanto,/y no sé andar/sin cogerte la mano.

Antonio Huerta (1984): Podría permanecer junto a tu sombra/hasta el final de mis días,/viendo como amanece tu cuerpo desnudo

Ben Clark (1984): y no hace falta/decírtelo de nuevo pero sí:/yo te amo por encima de nosotros.

Elena Medel (1985): Y digo que este poema es Irène Némirovsky/lo mismo que yo soy Finlandia en 1918/y tú eres un corazón más en un mundo vacío.

Martín Mosteiro Espina (1985): en la constancia oportuna/en la poesía que cominza/con el verbo por delante.

Almudena Vidorreta (1986): y me dirá al oído que niña, descansa,/pronto dejará de llover.

Javi Gato (1987): Aprietas tu mano contra la mía/Y me pides que crea en lo que palpita bajo tu piel.


“Amor... no hay palabra que goce de tanta impunidad... Hay quien dice que el amor es la compensación a la muerte”.

“Imagen y palabra, nada más allá... Nada hay más creíble que la imagen. Pero nada que no haga visible la palabra. Lo que vemos, las palabras lo ordenan. Lo clasifican. Lo miden. Con palabras se ama. Se perdona. Se maldice. Con palabras afirmamos o negamos. Seducimos o rechazamos. Ellas amplifican o distorsionan el juicio de nuestros ojos”

“'Al principio fue el verbo', dice el evangelio según San Juan. Lo que viene a decir es que en la palabra se refugia nuestra fe. Con palabras todo es visible. Solo ellas acercan nuestros ojos al infinito”

“Este es el escenario. Un purgatorio de palabras. En ellas vive la luz que robé a mis días. Ellas redimen lo que vieron mis ojos”


ALBERTO GARCIA ALIX


«Los poetas ahora apenas nos comprometemos»


13/11/2011 00:00 /

Pelayo Fueyo (Gijón, 1967), presentó esta semana su último libro El cielo de las cosas , que recoge obras escritas hace ya algunos años, a la espera de publicar más adelante algunos de sus tres poemarios aún inéditos: Títeres de duermevela , Poemas de un ángel caído y Esencias y presencias , en el que aún trabaja.

¿Qué ha incluido en ‘El cielo de las cosas’? Me dio por recopilar poemas que había escrito entre el 94 y el 95, porque entre otras cosas siguen la línea de mi segundo libro de poemas EL mirador , que es de 1992. Vi que había una unidad y que eran unos poemas intemporales, también simbolistas. En cierta manera son una prolongación.

¿Hay algún rasgo que los aglutine a todos? La contemplación con todos sus rituales y también otro tipo de implicaciones más.

Habla de la niñez, la madurez o el paso del tiempo.

Pero todo eso camuflado con una intuición pura que te lleva a ello.

¿Dónde está el cielo de las cosas? El cielo es una especie de símbolo de trascendencia, de pureza. Por lo general el título es bastante convincente, pero no en todos los poemas hay algo que sea trascendente.

¿La poesía viene bien para olvidarse de la crisis? Los poetas ahora tendemos muy poco a meternos o comprometernos, y a hacer como en su día hizo Gabriel Celaya cuando dijo que la poesía era un arma cargada de futuro.

¿Quizá porque ahora sea una poesía más abstracta? Diría que encuentra unos modos de expresión y de visión de la realidad distintos. Si tendemos a temas como el paso del tiempo, la niñez o el amor, ahí no cabe el tema político, ni el histórico, quizá el social sí, pero nada más; salvo algún que otro cantautor como Labordeta.

En la introducción de ‘El cielo de las cosas’, Luis Bagué define cada uno de sus poemas como un producto simbólico, ¿comparte esa definición? Tengo una forma de escribir poesía. Aquí parto de una imagen o de una metáfora que me produce cierta emoción al contrastarla con el objeto. Y ahí se va creando una interrelación de cosas, donde la paradoja es el fin del tema por la implicación que tiene todo. Todos los poemas tienen un punto de contradicción o sino de paradoja.

¿Entrará el libro electrónico en la poesía? No estoy en contra del ebook, pero prefiero que la poesía esté en papel.

¿Por qué lo cree? Porque la poesía también se toca. Y el papel de los poemas se toca con más fruición que el de la prosa. Para tocar el texto es más fácil con el libro que con el ebook.

¿Qué temas aborda ahora? Sigo en el simbolismo pero también busco espacios y puntos de vista originales.

http://www.lavozdeasturias.es/culturas/poetas-ahora-apenas-comprometemos_0_590341038.html#.TsB2XXZP-Mo.email