ANTIGUO INSTITUTO JOVELLANOS
 
 
MIRADAS DE ASTURIAS
 
ALBERTO GARCIA ALIX
 
 
 
PATRIA QUERIDA
 
 
 





 
 
 

 
 
 
 

SINJANIATALLERES DE ESCRITURA
 
 
BIBLIOATURIAS
 
 
 
 
 


Sinjania es un lugar pensado para todos aquellos que alimentan una inquietud literaria que desean encauzar, desarrollando sus habilidades a través del trabajo continuo y del conocimiento de las técnicas y recursos necesarios para el devenir de su quehacer literario.
Esta escuela asturiana de formación online ofrece talleres de escritura, cursos sobre cómo publicar un libro o dar difusión literaria través de internet, así como una batería de cursos profesionales pensados para aquellos interesados en formarse en el ámbito de la edición o la traducción.
La lectura y la escritura siempre han ido de la mano, y desde Sinjania ofrecen claves para paliar de alguna forma la soledad del aprendiz de escritor.

Cuando a Richard Ford le consultaron sobre cuáles eran las reglas fundamentales para saber escribir contestó que casarte con alguien que te quiera y que piense que ser escritor es una buena idea, no leer las críticas y no beber y escribir a la vez. La gran pregunta que surge es si la literatura tiene reglas. Es cierto que gran parte de los mejores libros de la historia rompieron los moldes, inventaron géneros, desde Heródoto, hasta Cervantes, Montaigne, o Joyce, pero no es menos cierto que también hubo escritores inmensos que supieron ceñirse a las reglas de su época (Shakespeare y el teatro isabelino es el ejemplo más claro). “Mucha gente cree que no se puede aprender a escribir” afirma Laura Castro, “que es cuestión de genio o de las esquivas musas. Sin embargo, todas las artes se aprenden: a nadie se le ocurre ser pianista sin haber tomado las clases pertinentes. Del mismo modo es imperativo conocer los rudimentos de la escritura, sus bases”.

Leer las grandes obras de la literatura universal es el mejor taller de escritura al que uno pueda asistir”


Laura Castro es la responsable de Sinjania, una escuela de traducción, edición y escritura especializada en la formación online de profesionales del lenguaje, la comunicación y la edición. Esta escuela de literatura online es asturiana ya desde su nombre, puesto que Sinjania es una braña vaqueira, ahora ya deshabitada, que se encuentra entre los concejos de Cudillero y Valdés. “Es un lugar de una belleza impresionante y el nombre resulta evocador, así que bautizamos con él a los talleres de escritura” comenta Castro.

“No trates de escribir para un lector ideal. Seguro que existe, pero está leyendo a otro”.
Sinjania nació de la unión de varios profesionales que tenían experiencia en la impartición de cursos de escritura, talleres de lectura y actividades culturales tanto en el ámbito privado como público. “Nos pareció que podíamos unir nuestra experiencia, conocimientos e ilusión y hacer algo juntos dentro del mundo de las letras, que es la pasión que nos une”.
En Sinjania se ofrecen talleres online de escritura, orientados a la creación y crítica literaria: cursos de narrativa, poesía y relato. “La esencia es la misma que la de los talleres presenciales que podemos encontrar, por ejemplo, en las bibliotecas: gente con interés por las letras, con ese prurito de escribir, se reúne de manera virtual para mejorar su escritura” explica Castro, que ha trabajado varios años como bibliotecaria en la Comunidad de Madrid. En los talleres se hacen propuestas de trabajo para que el alumno se ejercite, que son revisadas y comentadas por el profesor, convirtiendo esos ejercicios en fuente de aprendizaje. Esta práctica de la escritura se complementa con teoría, y también con el intercambio entre alumnos y profesores de experiencias, consejos y textos que se promueve en los foros habilitados para ello.

“Termina de escribir todo lo que empieces. No vayas a Londres. No vayas a ningún otro lugar”
( Colm Tóibín)
Suele decirse que los primeros años escribiendo son los peores, no sólo por la inexperiencia a la hora de enfrentarse a una página en blanco, sino por lo perdido que se suele andar en el mundo editorial. Después de acabar un libro, la pregunta más habitual que se suele hacer es “¿y ahora qué?”. Los escaladores afirman que cuando se llega a la cima de una montaña lo primero en que se piensa es en que aún queda la bajada. Algo parecido sucede cuando se concluye una obra. Por eso en Sinjania no solo hay espacio para los escritores noveles, también tienen algunos cursos pensados para gente con una obra ya terminada. “Ofrecemos unas tutorías personalizadas orientadas a pulir un texto ya acabado. En ellas un lector profesional revisa el texto, siempre en colaboración con el autor, y proporciona una mirada externa e imparcial que siempre ayuda a mejorar el conjunto” comenta Laura Castro.
También disponen de un curso sobre cómo publicar para aquellos que se decidan a enviar su original a editoriales y quieran conocer mejor la manera de hacerlo para moverse con cierta seguridad, y otro, que tiene mucha aceptación entre los escritores autopublicados, sobre cómo usar las nuevas tecnologías como internet y las redes sociales para promocionarse a sí mismo y a su obra.

“Aumenta tu capacidad lingüística. Las palabras son la materia prima de tu oficio. Cuanto más grande sea tu vocabulario, más eficaz será tu escritura”
(P.D. James)
Además de los talleres, en Sinjania también ofertan una batería de cursos profesionales pensados para aquellos interesados en formarse en el ámbito de la edición, la traducción, la corrección, o la maquetación. Son cursos de carácter muy práctico, donde el alumno debe realizar diferentes ejercicios para fijar bien los conocimientos teóricos que se imparten.
Laura Castro explica que, precisamente, estos cursos son los más demandados en estos momentos. “Especialmente el de Creación y edición de libros electrónicos está teniendo bastante demanda. En estos tiempos es normal que se apueste por formarse, por ampliar los conocimientos y experiencias con el objetivo de mejorar el currículo y poder resultar competitivo en el mercado laboral”.

“Sólo los malos escritores creen que su trabajo es realmente bueno”
(Anne Enright)
A pesar de que la literatura es uno de los trabajos más solitarios que existen (decía Baricco que una de las primeras preguntas que debía hacerse un aspirante a escritor era: ¿estoy preparado para tanta soledad?) en Sinjania insisten en no dejar solos a sus alumnos. Tanto en los talleres de escritura como en los cursos profesionales el alumno dispone de un tutor a su entera disposición que corregirá de manera exclusiva y entregará de forma privada las revisiones de las propuestas de trabajo a desarrollar. También es posible interactuar y compartir experiencias con el resto de alumnos a través de los foros y chatas puestos a su disposición en una plataforma elearning dinámica y de fácil uso.
Aunque el número varía, ahora mismo siete profesores se encargan de coordinar los cursos y talleres. Su formación y experiencia son acordes a los cursos que imparten: los talleres de escritura están al cargo de profesoras que cuentan ya con un quehacer literario a sus espaldas, escribiendo y publicando, como Ana Vega o Rosana Alonso; por su parte, los profesores al cargo de los cursos profesionales son profesionales del campo en el que imparten los cursos, como los de maquetación de libros electrónicos o traducción, por ejemplo.

“Relee, vuelve a escribir, relee, vuelve a escribir. Si sigue sin funcionar, tíralo. Es sano y no debes sentir mala conciencia por los cadáveres de poemas y páginas que lo tenían todo excepto la vida que necesitaban”
(Helen Dunmore)
Decía García Márquez que el oficio de escribir es a la vez el mejor y el más ingrato del mundo. Por lo tanto, nunca se puede llegar a definir con claridad qué clase de personas desean dedicarse a él ni por qué motivos. “Lo que el alumno busca en Sinjania varía bastante en función de los cursos. Los que se inscriben en los profesionales buscan más complementar una formación previa o son profesionales en activo que buscan reciclarse o ampliar conocimientos para mejorar su currículo o sus expectativas laborales. En el caso de los talleres de escritura es, sobre todo, gente a la que le gusta escribir. La mayoría lo hace más que por afición, por pulsión: necesitan escribir, es su forma de entender la vida”. Laura Castro aporta otro dato curioso sobre sus alumnos: predominan mucho más las mujeres que los hombres.

escribir, como cualquier otro arte, exige tiempo, dedicación y mandar muchos borradores a la papelera”

Precisamente una mujer, Zadie Smith, afirmaba que muchos buscan en la escritura llevar la bohemia vida del escritor y hacer romántica su vocación, pero realmente no existía la vida del escritor, porque lo importante es lo que dejas en cada página. O, como lo resumía Maruja Torres, “escribir como Dios y trabajar como un burro”. Laura Castro explica que entre sus alumnos hay de todo. “Algunos ya llevan mucho tiempo escribiendo y saben el trabajo que se esconde detrás de un texto. Otros lo toman más como algo lúdico. Pero todos acaban por entender que, efectivamente, escribir, como cualquier otro arte, exige tiempo, dedicación y mandar muchos borradores a la papelera. Recordemos el adagio de que el genio es fruto de un 1% de inspiración y un 99% de transpiración”.

“Enfréntate a la escritura como un trabajo. Sé disciplinado. Muchos escritores se lo toman muy en serio. Graham Greene escribía 500 palabras cada día. Mi mínimo es 1.000 palabras, lo que a veces es fácil, aunque otras es tan difícil como cagar un ladrillo, pero me obligo a quedarme en mi mesa hasta que lo consigo. Muchas veces estas 1.000 palabras son basura, pero es más fácil volver sobre ellas y mejorarlas”
(Sarah Waters)
En Sinjania coinciden con los escritores consagrados a la hora de dar el mejor consejo a alguien que quiera dedicarse a la literatura: sencillamente, que escriba. “Que reserve tiempo a diario para dedicarle a la escritura, porque a escribir se aprende escribiendo. Que tenga paciencia consigo mismo, porque nadie escribe una obra maestra a la primera, de modo que hay que perseverar. Que lea mucho. Y por supuesto, que trate de hacer un curso de escritura. No tiene por qué suponer un gasto ya que hay muchos gratuitos y de muy buena calidad, por ejemplo en las bibliotecas”.

“Rezar puede funcionar. O leer a otro. O tratar de visualizar el Santo Grial que es la imagen de tu libro publicado”
(Margaret Atwood)
El segundo gran consejo para los escritores neófitos es que lean. “Por supuesto, escritura y lectura están indisolublemente ligadas. Puede que haya lectores a los que no les guste escribir, pero sería muy raro encontrar un escritor al que no le apasione leer”. Laura Castro recomienda empezar por los grandes clásicos y las obras fundamentales del siglo XX, ya que sin conocer lo que han escrito los mejores es difícil tener una idea acertada de qué es la literatura y, en consecuencia, faltará un pilar fundamental para dedicarse a la escritura. “Leer las grandes obras de la literatura universal es el mejor taller de escritura al que uno pueda asistir” afirma Castro.

LLEGÓ EL DÍA!
 
 
 
 
 

EL ENIGMA DEL ATICO IZQUIERDO

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CARLOS ALVAREZ CABRERO
 
 
 
 
 
 

“El problema de la economía médica es parte del problema de la economía mundial y es inseparable e indiscernible de él. La medicina, como la practicamos, es una mercancía de lujo. Vendemos pan a precio de diamante”
 
“La medicina es la típica industria básicamente individualista, organizada con escaso rigor, en un sistema capitalista de lucha libre, que funge como monopolio sobre la base del provecho personal. Bien, es inevitable que la medicina experimente la misma crisis que el resto del mundo capitalista, y debería presentar los mismos interesantes e incómodos fenómenos”
 
“ ¿Son, por lo tanto, las guerras de agresión, las guerras de conquista, únicamente un gran negocio? Sí, así parece, aunque muchos perpetradores de tales crímenes nacionales intenten esconder su verdadero propósito bajo pancartas de pomposos ideales y abstracciones. Hacen la guerra para ganar mercados asesinando, para obtener materias primas violando. Les resulta más barato robar que intercambiar, más fácil masacrar que comprar. Tal es el secreto de la guerra. Beneficio. Negocio. Dinero ensangrentado”
 
 
 
 
Norman Bethune